Con el foco en las personas, apuesta por la innovación, la fusión de disciplinas y el impulso del empleo y emprendimiento verde desde su consultora. Desarrolla iniciativas propias y ayuda a otras entidades a ejecutar programas de mentorización, formación y acompañamiento para empresas emergentes en el ámbito de la sostenibilidad.
Recientemente, Agustín Valentín-Gamazo, responsable de Enviroo, de 40 años, ha aportado su visión en dos talleres de empleo y emprendimiento dentro de INDNATUR, proyecto europeo en el que participa el Ayuntamiento de Valladolid, que busca renaturalizar polígonos industriales como el de Argales para que sean más saludables.
–¿Por qué se habla del emprendimiento verde como un gran nicho?
–La tendencia es creciente en los últimos años, aunque no haya datos concretos actualizados. Antes, éramos conscientes de los números, pero ahora se habla más de ello. Ahora es más visible y se está haciendo más relevante, por la concienciación de la sociedad, la importancia de la economía circular, el cambio de políticas y legislación… Así que ahora se le llama a más cosas 'empleo verde'. Hace unos años el empleo verde se limitaba a energías renovables, gestión de residuos, del agua, el ámbito forestal y medioambiental; y ahora toca más nichos como la movilidad sostenible, nuevas tecnologías, Soluciones basadas en la Naturaleza, construcción eficiente…
–Es como el paraguas de la sostenibilidad, el eje transversal para la descarbonización del planeta…
–Exacto… Yo por empleo verde entiendo dos cosas: los ligados al medioambiente y la sostenibilidad, los CNAES de esa empresa están en ese sector… Y el otro empleo verde es el que está en cualquier tipo de empresa, pero cuya función esté relacionada con la sostenibilidad. Cualquier empresa puede tener un responsable de sostenibilidad.
–¿Qué barreras tiene este sector para un emprendedor?
–La barrera principal es interna, de las propias personas que emprenden. Tienen esta idea: 'Como es un proyecto sostenible me va a resultar más difícil hacerlo rentable'. Es la creencia de que lo sostenible es más caro, menos eficiente, que cala en el emprendedor. Es una creencia falsa. La innovación y sostenibilidad nunca tienen que separarse de la rentabilidad. Ahora mismo, hay una oportunidad de lanzar proyectos muy rentables y sostenibles.
–Se necesita entonces un cambio de mentalidad…
–Así es. Está la gente que viene del mundo medioambiental, con 'lo verde' puesto, por así decirlo… Y tienes que convencerles de que no pasa nada porque un negocio sea rentable económicamente, no supone que sea menos sostenible. La idea es que las empresas sean muy rentables para que sean replicables porque resuelven problemas ambientales… Imagina una empresa que genera riqueza y resuelve un problema, por ejemplo que fabrique vaqueros de residuos textiles… Esos son los modelos, los que regeneran. Es cuestión de cambiar el chip.
–¿Faltan perfiles profesionales y especialistas en sostenibilidad?
–Estamos en unos años de transición en el que la formación ha sido muy generalista con poca especialización. Y el mercado necesita cada vez más especialización. Hay mucho futuro en grados de Formación Profesional que ahora mismo ya están funcionando o que desconocemos aún para ámbitos como la movilidad urbana, las renovables, con conocimiento técnico muy concreto. Pero creo que esto es general, no sólo en este sector.
–¿Se notan las diferencias generacionales en este ámbito?
–Las nuevas generaciones valoran mucho más su calidad de vida en términos individuales, y en términos colectivos saben que su calidad de vida depende del medioambiente. Están mucho más concienciados. No trabajan porque sí. Tienen que estar súper motivados con el trabajo y tener un propósito claro. Y el salario emocional es más importante que todo lo que les quieras pagar, porque si no se van. En EE UU se habla de la 'gran renuncia', desde la pandemia hasta ahora millones de estadounidenses están dejando su trabajo porque sí, porque no les convence. Los senior y las nuevas generaciones.
–¿Entonces los más jóvenes se atreven más a emprender y a innovar?
–Sí. Por ejemplo a la generación milenial nos llaman la generación frustrada, sentimos que no podemos hacer nada contra un cambio climático ya en ciernes, no podemos mantener el estilo de vida de nuestros padres… Llevamos esa carga. La siguiente, la generación X, es rebelde, mucho más lanzada. No tienen nada que perder y son más transgresores e innovadores y mucho más conscientes del desastre del medio ambiente.
–¿Qué consejo le daría a alguien que quiera emprender en verde?
–Sed ágiles, baratos, rápidos y buscad fracasar cuanto antes. La gente piensa al revés: 'A ver si me sale bien', pero la estadística dice que no va a salir bien, así que cuanto antes descubras lo que no tienes que hacer, mejor. Y otro consejo. Olvídate de ti y de tu proyecto. Desenamórate de tu proyecto y enamórate del cliente. Pregúntale. Los emprendedores somos buscadores de soluciones. Tengo un cliente delante, le tengo que ofrecer una solución y debo conseguir que esa solución me genere más ingresos que gastos. Céntrate en el cliente y hazlo como él quiera. Hay que dejar al margen tu ego. Y otro muy importante: medir muy bien la autoexigencia de ser sostenibles al principio. Desde el minuto uno no se tienen recursos para ser 'tan sostenible'. Es un camino que vas a conseguir a dos, cinco años; hay que ser flexible. La primera pregunta que yo hago cuando me cuentan lo que quieren conseguir es ¿cuándo?