La Agencia de Innovación y Desarrollo Económico pone en marcha talleres para desarrollar habilidades en torno a la recuperación, reparación y revalorización de objetos en desuso / Busca también ampliar el conocimiento sobre qué es y cómo se aplica la economía circula
Es un paso clave en el camino de la sostenibilidad, pero también de la economía y de la generación de nuevos modelos de negocio. La reparación es el vehículo hacia el futuro. De hecho, las administraciones ya trabajan para otorgar a los consumidores el ‘derecho a reparar’, haciendo que las reparaciones sean más atractivas, sistemáticas y rentables, ya sea garantizando el acceso a piezas, ampliando las garantías o impartiendo formación sobre la reparación y mantenimiento.
Y es que, ¿cuántas veces has llevado al punto limpio un aparato sabiendo que con una pequeña reparación podría seguir funcionando? Seguro que mucha gente se habrá hecho esta pregunta a lo largo de su vida. Por este motivo, la Agencia de Innovación y Desarrollo Económico ha puesto en marcha talleres para dar una segunda vida a mobiliario y aparatos eléctricos y electrónicos de una forma práctica.
En este punto, Gloria San José, técnico de la Agencia de Innovación, apunta que cada una de estas actividades dirigidas a los vallisoletanos están enfocadas en desarrollar habilidades en torno a la recuperación, reparación y revalorización de objetos en desuso, así como ampliar el conocimiento sobre qué es y cómo se aplica la economía circular. No hay que olvidar, agrega, que el peso total (sin contar los paneles fotovoltaicos) de los AEE consumidos a escala mundial aumenta en 2,5 millones de toneladas métricas (Mt) al año, y el valor de la materia prima ascendió a 57.000 millones de dólares. Datos extraídos del Observatorio Mundial de Residuos Eléctricos que, en su opinión, evidencian la importancia de la reparación.
Comenta que es fundamental avanzar en esta línea, ya que se puede aprovechar la materia prima y también se puede mantener el consumo de este tipo de aparatos. Un compromiso que tiene la Unión Europea, pero también el Ayuntamiento de Valladolid. Prueba de ello es el grupo de trabajo en el que participan de la mano de COTEC para el derecho a reparar. «Con los talleres queremos concienciar, pero también empoderar para que los consumidores puedan reparar sus propios aparatos», indica San José para, a continuación, añadir que esto no significa que tengan que ser los consumidores los que reparen, también es clave concienciar a los fabricantes para que tomen nota y empiecen a fabricar de forma modular.
Otro punto interesante, a su juicio, es la reparación como una posibilidad de emprender y generar nuevos modelos de negocio. «Es muy importante a nivel económico y sostenible». Pone como ejemplo a los Makers de Valladolid, una asociación que nació hace un año y medio y trabaja haciendo uso de las herramientas digitales para crear cosas. Forman parte de un movimiento online que recorre este sendero apoyado en la innovación.
Su andadura comenzó con la fabricación en red de material para hacer frente a la COVID-19 cuando estalló la pandemia en marzo de 2020. Entregaron más de 7.000 diademas a todos aquellos que estuvieron en la primera línea de batalla. Verónica Coca, presidente de Makers Valladolid, agradece la colaboración de la Policía y la Guardia Civil para hacer llegar estos accesorios a todas las personas que lo solicitaron.
Con el paso de las semanas y la situación se empezó a normalizar apostaron por formaciones y encuentros online sobre la brecha digital y Raspberry Pi en la educación. Respecto a este evento, comenta que la idea era trasladar a todos los interesados que existen opciones más económicas que las que hay en el mercado para que cualquier persona tenga acceso a un ordenador.
Artículo publicado en el Suplemento Innovadores de Diario de Castilla y León-El Mundo. Elaborado por Estíbaliz Lera