Hector Baza, un empresario vallisoletano de 34 años, vive cerca del Pisuerga y un día, caminando cerca del río, se fijó en la cantidad de plásticos que colgaban de las ramas de los árboles. Le llamó tanto la atención la imagen que su ingenio cogió vuelo: «Podríamos utilizar un dron para fotografiar estos residuos de plásticos y enseñar a un algoritmo a identificar lo que es plástico de lo que no lo es».
Así, en ese paseo a orillas del Pisuerga, nació el germen de Ecosearch, un proyecto que podría aportar datos geolocalizados con mapas que indiquen los tramos del río que acumulan más desechos de este tipo. De este modo, la administración municipal partiría de un diagnóstico muy preciso para planificar mejor la limpieza de la ribera urbana. Este proyecto de sostenibilidad, con herramientas de tecnología avanzada ha sido seleccionado por el Ayuntamiento de Valladolid, dentro del programa de Subvenciones de Economía Circular que impulsa la Agencia de Innovación y Desarrollo Económico. Contará con un presupuesto de 60.000 euros, de los que el consistorio aportaría un 30%.
La innovación y la creatividad son algunos de los ingredientes fundamentales del negocio familiar Ecogeo. Año 2015; un padre, amante de la fotografía, y un hijo, amante de la tecnología eligen los drones para para emprender el vuelo. «Éramos una de las primeras 100 empresas en España», comenta Héctor. Cinco años después «hay ya 4.600 dedicadas a un nicho que empieza a saturarse. Y, sin embargo, no todo el mundo entiende muy bien la capacidad de especialización de esta herramienta y su versatilidad. Por un lado, los productos audiovisuales logran un impacto inédito en muchos casos y, por otro lado, el uso de los drones puede aplicarse a muchos campos y disciplinas, desde el sector industrial y agrícola al cultural, como el patrimonio o la arquitectura, o al sector civil, en materias de seguridad ciudadana».
«Inspeccionar espacios, de otro modo inaccesibles porque ponen en riesgo la vida de las personas» es un valor añadido, por ejemplo, en el ámbito del patrimonio. Si, además, a estos vehículos aéreos se suma «la técnica de la fotogametría, con la que se pueden procesar miles de fotos para conseguir modelos tridimensionales de cualquier edificio», la utilidad puede ser sorprendente. Por ejemplo, cuando se quemó Nôtre Dame en París, «partieron de un modelo en tres dimensiones, que se había hecho a partir de esta técnica, para reconstruirla». En otros ámbitos como la agricultura «detectar problemas de crecimiento en un cultivo puede ahorrar costes», especialmente si se combinan las imágenes de un dron con las de satélite, tal y como se lleva a cabo en proyectos de Ecogeo en colaboración con la UVa.
El turismo, unido al I+D, puede ser un campo de acción de estos artefactos voladores. Se ha trabajado en el desarrollo de visitas virtuales que permitan disfrutar de un espacio como una bodega de la Ribera a personas que tengan problemas de «El futuro, en el aire» es la frase que preside la web de esta empresa, pero parece que el presente lo tienen bien atado en Ecogeo: «Esto no lo cambio por nada. Llevo muy bien ser empresario. Ha sido un camino de descubrimiento, a fuerza de ensayo, prueba y error, porque al principio casi no había referentes. Y es muy reconfortante ir cogiendo velocidad». Aunque no sea la de un dron: «Primero andar, después volar», matiza Héctor.accesibilidad o visitas a entornos no accesibles. Se trata del proyecto 'Dron experience'.
(Artículo publicado en El Norte de Castilla el 15 de marzo de 2020 en las páginas de Economia en la sección 'Innovación y Desarrollo Económico en Valladolid', elaborada por la Agencia de Innovación y Desarrollo Económico del Ayuntamiento de Valladolid).