El cambio de hábitos es imprescindible para frenar la crisis climática
El periodista Javier Valenzuela subraya que "es el ser humano el que está en peligro, no el planeta"

 

Convencido de que el desarrollo sostenible está en nuestras manos, Javier Valenzuela, periodista vallisoletano de 48 años, defiende que aún hay tiempo para recuperar el vínculo que une al ser humano con la naturaleza. El equilibrio es la clave para la supervivencia de nuestra especie. Como vicepresidente de la Asociación de Periodistas de Información Ambiental (APIA) defiende que la «comunicación es un elemento primordial y necesario para frenar la crisis climática».

–¿Somos los ciudadanos conscientes del efecto del cambio climático?

–Indiscutiblemente sí. Por dos razones fundamentales. No tienes que ir ni a Groenlandia ni al Polo Norte para ver que es cierto que se está derritiendo el hielo. Se percibe en la calle, las temperaturas ya no son como antes, calor extremo y épocas de lluvias más cortas. Lo palpamos. Y por otro lado, los movimientos sociales vinculados al ecologismo tienen cada vez más fuerza. Por ejemplo, el caso de Greta Thunberg, cada uno puede tener su opinión al respecto, pero su movimiento ha puesto en la agenda de los líderes mundiales los problemas del medio ambiente.

–La crisis del Covid, ¿hará que empecemos a tratar el planeta de otro modo?

–Yo creo que sí. Ha habido una pandemia sanitaria, producida por una pandemia ambiental. Se sabe científicamente que el origen radica en la destrucción de los ecosistemas y de la biodiversidad del planeta. Los ecosistemas son equilibrio, si la balanza se desequilibra se producen catástrofes, como lo han sido antes el SRAS, el Ébola... Es una pandemia que ha estallado por la destrucción del medioambiente. La naturaleza ha dicho '¡BASTA!'.

–¿Por qué el ser humano no se rinde ante estas circunstancias y afronta un cambio?

–Por un lado están las 'fake news' (noticias falsas) que hacen mucho daño. Hay gente que niega aún el cambio climático. Y creen que las nuevas tecnologías van a ser capaces de paliar su efecto. Pero esto no es así. Ahora se trata de restaurar los ecosistemas. ¿Cómo está la naturaleza estos días de confinamiento? Brutal, sin cortapisas... Y en eso consiste el desarrollo sostenible, en la convivencia equilibrada entre el ser humano y la naturaleza. Es más que necesaria, porque no hay planeta B. No tenemos recambio. Además, asumámoslo: es el hombre el que está en peligro, no el planeta.

–¿Cómo comunicar algo tan evidente?

–Hay que hablar en positivo y de temas locales. Si yo a mi padre le cuento que el río Misisipi está contaminado, pues no reacciona igual que si lo hago del Pisuerga. Creo que la información medioambiental tiene que estar pegada al territorio, porque es donde notamos los efectos del cambio climático. Hasta hace poco la imagen icónica de la emergencia climática era un oso polar en mitad de una masa de hielo... Un poco lejano. Si se habla de catástrofes, se debe contar también qué se puede hacer para evitarlo. Comunicación en positivo.

–¿Y las soluciones?

–Una de las cosas imprescindibles es un cambio de hábitos en nuestra vida. Nosotros somos los que estamos destruyendo el planeta, así que somos los que tenemos que aportar la solución, y cambiar de forma de vida no significa volver al siglo X. Todo lo contrario. Esta pandemia nos hace más conscientes de la necesidad de relacionarnos con la naturaleza. Ver brotar la vida... Lo que pasa es que hemos hecho mucho el cafre... Tenemos que remontar.

–¿Estamos a tiempo?

–Sí, podemos hacerlo. En la última COP, Juan Verde, un experto mundial en temas medioambientales, me contó que en EE UU los científicos hablaban que tenemos un plazo de 11 años. A partir de ahí entraremos en un ciclo de inestabilidad climática, que ya no controlaremos. Así que hay que actuar ya.

–Pero, ¿si no hay un acuerdo mundial?

–La fuerza la tienen los ciudadanos, no los políticos. El ciudadano es el que decide, el que puede cambiar las cosas. Tenemos que ser conscientes de nuestra fuerza individual. Nosotros somos los que podemos cambiar las cosas. Lo que está claro es que el desarrollo o es sostenible o no lo es. No hay planeta B.

(Artículo publicado en El Norte de Castilla el 24 de mayo de 2020 en las páginas de Economia en la sección 'Innovación y Desarrollo Económico en Valladolid', elaborado por la Agencia de Innovación y Desarrollo Económico del Ayuntamiento de Valladolid)