La tierra lanza mensajes, y la sociedad cada vez le presta más atención. Y es que el bienestar de las personas depende de la salud del planeta. Sumar fuerzas y cuidar el entorno es una simbiosis perfecta donde todas las partes ganan. Eso sí, hay que buscar la mejor manera de revertir una triste realidad que cada vez preocupa más.
En este aspecto, El Ayuntamiento de Valladolid, a través de la Agencia de Innovación y Desarrollo Económico, ya trabaja activamente en ello. Es miembro de la Red de Ciudades Cencyl y participa en el proyecto Interreg Cencyl Verde, de cooperación transfronteriza entre España Portugal, que posiciona a las ciudades en la avanzadilla a la hora de abordar planes de acción contra la crisis climática. Está centrado en núcleos urbanos que afrontan los principales retos y oportunidades del desarrollo sostenible, como planificar estrategias de adaptación al cambio climático.
¿Cómo? A través de una metodología común que gira alrededor de los principios clave de la sostenibilidad y del equilibrio del medioambiente. Es importante, tal y como señala Jesús Gómez, gerente de la Agencia de Innovación, recordar que la riqueza de esta iniciativa europea reside en la diversidad urbana y climática de las ciudades participantes: unas, situadas en la meseta, con clima continental ibérico, y otras, en las montañas con clima de transición. Sin olvidar las de la costa con clima oceánico templado.
Se trata de una franja geográfica en la que impactos climáticos muy distintos inciden en la calidad de vida de las personas. Exceso de lluvias, sequías, aumento de las temperaturas, polución, entre otros, son factores determinantes. En concreto en Valladolid, el clima se define por la escasez de precipitaciones, las olas de calor, el exceso de ozono en la atmósfera los meses de verano y otros contaminantes el resto del año.
Para frenar los efectos negativos de estas condiciones, se está apostando ya por la renaturalización urbana o las soluciones basadas en la naturaleza (NBS), es decir, dotar a las ciudades de elementos naturales de vegetación y agua en busca de beneficios como la absorción del CO2 del aire, la evaporación y transpiración, la disminución del efecto de isla de calor, el enriquecimiento de la diversidad de la flora y la fauna, humedad y frescor y la mejora del firme, en determinadas zonas, para facilitar la filtración del agua. Otro proyecto de la Agencia de Innovación, el H2020 URBANGreenUP, sirve de plataforma para investigar y analizar estas NBS in situ.
Ahora ha llegado el momento de plantearse la pregunta ¿Qué hace a Valladolid vulnerable y qué capacidad tiene para adaptarse a los cambios? Antes de responder con una estrategia contra el cambio climático y un plan de acción, hay que escuchar al ciudadano, que es la pieza clave del puzle. Por ello, el Ayuntamiento lanzó en marzo la Encuesta de Percepción Ciudadana de Cambio Climático. Los resultados han sido esclarecedores. Según resume Jesús Gómez, el 80% de los vallisoletanos percibe el cambio climático como un problema grave para la ciudad. De hecho, considera que es el segundo tema que más afecta, después del paro y las condiciones laborales, y seguido de la crisis económica y la pobreza.
A estas cifras se suma el «contundente» 96% que considera que el cambio climático sí que está ocurriendo y un 70% percibe el calentamiento global como algo determinante tanto para el territorio nacional como local y, sobre todo, para futuras generaciones. Es más, ocho de cada diez de los participantes en la encuesta afirman que las consecuencias ya están aquí.
¿Y cuáles son los problemas que puede acarrear la transformación del clima? A juicio de los datos de la encuesta, el aumento de las temperaturas, del ozono y de plagas junto con la escasez de agua y de lluvia ocupan las primeras posiciones, seguidas de otros aspectos, como la desertificación del medio ambiente, la disminución del turismo en el ámbito económico y el aumento de enfermedades respiratorias y alérgicas.
El Ayuntamiento toma nota de esta información para poner en marcha soluciones que limiten los impactos, reduzcan la vulnerabilidad e incrementen la resiliencia frente al cambio climático de los sistemas humanos y naturales. Avances innovadores en los que se podrá tener presentes el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima, que está elaborando el Ministerio para la Transición Ecológica.
La Estrategia de Adaptación al Cambio Climático, aborda primero un diagnóstico, un “estado del arte” de Valladolid, y define una serie de proyecciones climáticas a futuro, basándose en factores como precipitaciones, temperaturas, viento, etc., como comenta Gómez. Está previsto que la estrategia y el plan de acción se presenten «en los próximos meses» en un webinar, que se abrirá a la participación ciudadana. Un feedback que nutrirá el posicionamiento de Valladolid como ciudad sostenible e innovadora y como una de las ciudades líderes en proyectos con financiación europea.
Jesús Gómez subraya que Valladolid es una ciudad comprometida con el cambio verde. Cuenta con varios proyectos pioneros, además de URBAN GreenUP, centrado en soluciones basadas en la naturaleza, se trabaja en INDNATUR, Interreg, que persigue la mejora del entorno urbano y de la calidad del aire en áreas industriales como el Polígono de Argales. Pasos para estar en la vanguardia, gracias a las aportaciones de los ciudadanos.
(Artículo de E. Lera publicada por El Mundo en el suplemento Innovadores el martes 30 de junio de 2020)